viernes, 7 de noviembre de 2014

RENZI, IL LAVORO E LO SCONTRO SOCIALE


A volte i politici dicono cose che dicono di loro molto di più di quanto essi stessi si sforzino di dire e dicono persino molto di quello che essi si sforzano di tacere. Spesso una sola frase basta a descriverli perfettamente.
Di Matteo Renzi, terzo presidente del Consglio italiano non votato da nessuno (dopo Monti e Letta), non avevo finora detto niente perché non vale niente ed è nessuno. In realtà questo è proprio il motivo per cui sta lì: proprio il suo essere nessuno permette e garantisce la continuità e la salvaguardia degli interessi congiunti di Stato+Mafia+Chiesa+Banca+Politica+Militari.

Però oggi voglio dire qualcosa sulla sua ideologia politica, al di là delle sue finzioni comunicative. Negli utlimi tempi Renzi non perde occasione per parlare del lavoro sempre negli stessi termini: "Il lavoro non è il campo di gioco dello scontro politico"; "C’è l’idea di fare del lavoro il luogo dello scontro"; "guai a fare del mondo del lavoro il terreno dello scontro".

Ciò dimostra innanzitutto che non si tratta di un’uscita improvvisata, ma di una strategia comunicativa: ripetere la stessa sciocchezza finché non diventa vera o almeno finché non la si accetta come tale. Ma soprattutto, quel che è importante è notare che non si tratta di ignoranza politica. In effetti è almeno da Karl Marx che il lavoro è considerato il luogo per eccellenza dello scontro politico, ed in particolare di classe; perché è il luogo in cui si mostra chiaramente la dialettica tra proprietari dei mezzi di produzione (padroni) e assalariati (lavoratori), tra proprietari del profitto (padroni) e produttori del profitto (lavoratori); perché il lavoro, con le sue differenze di orari e salari, privilegi ed ingiustizie, è il luogo per eccellenza della disuguaglianza.

Pensare che il lavoro possa non essere un luogo di scontro politico dimostra la volontà di cancellare il conflitto sociale, la lotta di classe, di rappresentare il mondo come se non ci fosse conflitto, significa fornire strategicamente una narrazione in cui il conflitto non esiste, mentre invece c’è eccome. Ma le parole di Renzi dimostrano anche da quale mente provengono: riecheggiano infatti le recenti dichiarazioni del presidente di Confindustria (e padrone), che ha detto che "i padroni non esistono più". Dimostrano quindi chiaramente quale discorso Renzi stia portando avanti e quali poteri rappresenti. Non si tratta solo di ignorare o rinnegare Marx, non si tratta solo d’ignoranza politica, ma significa cancellare il conflitto a parole, costruire con le parole un mondo diverso da quello reale, insomma significa mentire sapendo di farlo. Un’altra cosa riecheggiano le parole di Renzi: il tentativo fallito del Fascismo di pacificare lo scontro sociale (che è ineliminabile se non si trasforma la società di classe in una società senza classi). Allora, per pacificare lo scontro sociale ovviamente irrisolto ed irrisolvibile mediante la "rivoluzione" fascista (che era conservatrice e voluta dagli industriali e dai cattolici spaventati dai bolscevichi), il fascismo dovette ricorrere alla creazione del sindacato verticale e delle corporazioni ed alla violenza fisica, all’olio di ricino ed ai manganelli. Oggi si ricorre alla parola... e quando è necessario anche ai manganelli!!

jueves, 28 de agosto de 2014

DECONSTRUYENDO EL PENSAMIENTO ÚNICO NEOLIBERAL


Interesante artículo aparecido en la edición electrónica de El País sobre las propuestas de Podemos, la plataforma que (o cuando menos eso es lo que esperamos los que nos planteamos este tipo de problemas) parece estar sugiriendo nuevas maneras de responder al dilema de la representación política y a la cuestión de la delegación.

Quisiera deconstruir los argumentos de El País, emitidos por boca del experto invitado a escribir, algo no demasiado difícil y demostrar que es un periódico conservador, algo tal vez aun más fácil que la primera tarea.

El artículo, aparecido el 25 de agosto en la sección destacada de opiniones (a la que el diario otorga cierta énfasis) con el título “¿es Podemos una alternativa para la izquierda?”, está firmado por cierto Antonio Roldán Monés, definido en el pie como “doctorando en Economía Política en la London School of Economics”.

Primera consideración: la referencia a la LSE y al hecho de ser un doctorando, deberían otorgar al autor cierta credibilidad por ser un experto. En secundo lugar el autor se presenta implícitamente como “de izquierdas”, lo que debería darle mayor credibilidad para criticar una formación de izquierdas situada a la izquierda del PSOE y tal vez de IU, como Podemos.

El autor presenta las propuestas políticas de Podemos (opinables como cualquiera) como irresponsables y contraproducentes para los sectores de la sociedad que la izquierda debería defender y que Podemos aspira a defender (parados, pensionistas, pobres).

Veamos punto por punto los argumentos del experto.

1. Podemos propone prohibir los despidos en empresas con beneficios. El experto dice “Un gobernante de izquierdas responsable sabría que el paro no se soluciona prohibiendo despidos. Más bien al contrario. Con lo que permitiría a las empresas ajustarse al ciclo económico, despidiendo o contratando trabajadores con relativa facilidad”. Típico argumento de la derecha neoliberal: la economía se organiza sola (laissez-faire), reforzado por el argumento (en mi opinión absurdo) que los despidos crean empleo: típico ejemplo del doblepensar y de la neolengua de George Orwell.

2. Podemos propone dejar de pagar la deuda pública. La deuda pública es la contraída por el Estado mediante préstamos (subastas de bonos y letras). El experto dice que es inevitable que España juegue en el juego de la deuda pública pues es así como se financia. El error del experto es ideológico: el dinero puede entrar en un Estado no solo mediante el mercado de títulos, sino también por la recaudación de impuestos directos, es decir, yendo a coger el dinero ahí donde está: en los depósitos de las grandes fortunas. En el mismo razonamiento el experto también sugiere de financiar los bancos a través de mayores impuestos. Ni siquiera comento este argumento.

3. Podemos propone derogar la reforma de pensiones. El experto esgrime el argumento de que la reforma de pensiones era/es inevitable porque los recursos son los mismos y la demanda (debido a la demografía) aumenta o aumentará. El de la ineluctabilidad es un argumento típico del discurso dominante para justificar la austeridad, entendida como reducción de derechos de los pobres. El supuesto ideológico (falso) es que los recursos son limitados: en realidad no ha habido nunca tanta riqueza en España como ahora, solo que está cada vez peor distribuida y se encuentra en paraísos fiscales. “Ampliar las bases imponibles y aumentar la imposición sobre el consumo” como propone el experto es una clara política de derechas: hay que buscar el dinero ahí donde está: en los bolsillos de los más ricos.

4. Podemos propone derogar las reformas laborales e imponer la jornada de 35 horas. Aquí el experto se supera a sí mismo: “El mercado laboral español generaba más parados que ningún otro país en el mundo occidental y además era un sistema enormemente injusto que protegía a algunos privilegiados con contrato fijo y dejaba a todos los demás (la mayoría jóvenes) en una situación de altísima fragilidad. ¿Se solucionaría ese problema trabajando menos horas como propone Podemos? Evidentemente, no.” Como el sistema español era injusto por dejar a algunos sin contrato, pues, ¡dejemos a todo el mundo precario y sin contrato y así no creamos ninguna injusticia más! Paso por alto la idiotez que el experto suelta después sobre el capital humano (“Se tendría que haber hecho mucho más para mejorar las políticas activas de empleo, además de una reforma integral de nuestro sistema educativo, apostando por el capital humano como el eje central para el futuro de nuestra economía”), cuando la generación actual de españoles es la mejor formada de la historia, mientras la realidad es que el capital deslocaliza porque los ingenieros de Bangladesh salen siempre más baratos que los españoles y que en lugar de exportar derechos sólo se exporta explotación.

5. Podemos quiere tomar el control político del BCE. El argumento del experto es que no hay que controlar el BCE, sino despolitizarlo (“un gobernante de izquierdas responsable sabría que la solución es despolitizarlo más y no menos”). Politizar un banco significa en mi idioma poner el control del dinero en manos de ciertas ideologías. Ahora está en mano de la ideología neoliberal. Podemos quiere ponerlo en manos de la ideología social-democrática. Pensar que actualmente el BCE es despolitizado, significa querer naturalizar la ideología capitalista neoliberal, que actualmente controla el capital. Es la historia de siempre: la ideología del mercado y del capitalismo no es una ideología, mientras que la ideología del hombre y de la justicia social es ideología. Es también el argumento clásico de los corifeos del neoliberalismo: la política (de izquierda) no debe trabar la economía (neoliberal).

Finalmente el experto se pregunta si las propuestas de Podemos son de izquierdas, concluyendo que no lo son. De este modo no solo implica que Podemos no hace políticas de izquierdas, sino que sugiere que las políticas de izquierdas son las del PSOE o las del neoliberalismo humanitario: el que nos mata pero poco a poco. De este modo confunde las aguas, presentándose a sí mismo, un experto procedente de la LSE (que es un think tank de la derecha neoliberal global), como defensor de la política de izquierdas y de los débiles.

Pero el que sabe, sabe: la única política de izquierdas es ir a coger el dinero ahí donde se encuentra, es decir, en los bolsillos de los más ricos.

jueves, 17 de octubre de 2013

SE QUALCUNO UCCIDE PIÙ DI PRIEBKE



Priebke era ed è uno scarafaggio, come tutti i nazisti passati. Ma era figlio del suo tempo, per cui posso anche giustificarlo in prospettiva storica. Posso anche giustificare la rappresaglia contro l’attentato di via Rasella ed il conseguente eccidio delle Fosse Ardeatine, come un episodio di guerra. È certamente un triste episodio, ma non c’è niente nella guerra che non sia triste. Perché in guerra, volenti o nolenti, si uccide e si muore, anche nelle guerre che nell’odierna neolingua (peggiore di quella di 1984 solo perché reale) vengono chiamate “missioni di pace”. È la stessa neolingua in cui le forze del disordine vengono chiamate “forze dell’ordine”.

Anche i nazisti di oggi sono scarafaggi. Però questi sono peggiori dei nazisti passati e non hanno la giustificazione della Storia, della contingenza, del contesto, dell'ignoranza. Questi sono ingustificabili.

Però la politica è fatta di simboli e concentrandoci su alcuni simboli ne dimentichiamo altri. Priebke, vissuto comodamente e in pace a Roma fino a 100 anni, è diventato un simbolo. Però dietro il simbolo rischiamo di dimenticare la storia: Priebke, era un nazista tedesco, membro di una forza di occupazione sul territorio italiano ed ha ucciso quelli che secondo lui erano “insorgenti” o “terroristi” (ma che noi italiani repubblicani chiamiamo “partigiani” e consideriamo “patrioti”). 

Personalmente m’indignano molto di più le morti bianche causate dai Riva, che con il loro inquinamento uccidono la gente lentamente e senza che se ne accorga; le morti causate dai Formigoni, che rubano i soldi degli ospedali pubblici dove poi si muore per un parto o per un’appendicite; le morti causate dai Berlusconi e dai Dolce&Gabbana, che con le loro evasioni milionarie tolgono risorse preziose all’istruzione, alle carceri, ai servizi sociali, agli orfani, agli anziani, etc. 

Queste morti invisibili mi fanno più male delle vittime di un nazista in tempo di guerra. E chiedo lo stesso disonore eterno dedicato a Priebke per i Riva, i Formigoni, i Berlusconi, di cui è piena l’Italia, perché fanno più vittime di quanti ne ha fatti quello scarafaggio di Priebke.

martes, 17 de septiembre de 2013

B. DA INTRATTENITORE A INTRATTENIMENTO


La politica istituzionale, quella che i politici considerano come l’unica attività politica possibile, bollando come Antipolitica tutte le espressioni politiche alternative al Palazzo, è una farsa, e lo sanno tutti. Serve a soddisfare le necessità psicologiche profonde dei cittadini, come la religione (v. i libri di Murray Edelman). Ed esiste in effetti certa omologia tra la clericatura e la carriera politica, come l’esoterismo (gli iniziati, cioè quelli che stanno dentro capiscono e tutti gli altri stanno fuori e non capiscono), il gergo, i riti ed i miti politici, come pure ci sono analogie tra il credo politico o la fede politica ed i loro precedenti religiosi (v. i testi di Pierre Bourdieu e di Hans Magnus Enzensberger). 

La Politica serve a soddisfare necessità psicologiche profonde, serve ad offrire rassicurazione delle minacce, o a fornire figure paterne, siano esse autoritarie o affettuose (v. i libri di George Lakoff), che calmino le nostre paure, serve a semplificare e rendere comprensibile un mondo complesso, ma soprattutto serve a far accettare un mondo ingiusto. Ho detto paterne, perché psicologicamente è il padre che protegge dalle minacce, ed infatti la politica è fatta di uomini e persino dove le donne hanno successo le si definisce sempre in termini maschili o come dotate di attributi maschili (“hanno le palle”).


Questa introduzione è fondamentale per capire l’utilità e la funzione di B. all’interno dello spettacolo (tragicomico) della Politica italiana. Se il fine della Politica è intrattenere le masse per non cambiare i rapporti di produzione ineguali e le ingiustizie profonde alla base della società capitalista, s’intende l’importante funzione che B. come intrattenitore svolse negli anni ‘80, con le sue TV, quando cominciò inesorabile la distruzione dello Stato e del sistema di Welfare, la distruzione delle ideologie rivoluzionarie ed il reflusso ideologico, l’individualismo, l’egoismo ed il rampantismo, insomma nell’era del trionfo del neoliberismo e del capitalismo sfrenato. Non è un caso che il principale sostenitore del Berlusconismo nella Milano da bere fu proprio Craxi, l’uomo che dissolse il Socialismo nel capitalismo. A chi si domanda oggi come sia possibile che Napolitano faccia quel che fa, ricordo che fu ammiratore di Craxi e protagonista della corrente interna del PCI che voleva la craxizzazione del partito delle Botteghe Oscure.

 Con le sue TV B. permise la penetrazione delle idee neoliberiste nella testa degli italiani, con le sue TV li anestetizzò, preparandoli a tutto quel che sarebbe avvenuto dopo. B. è stato il massimo intrattenitore della Politica italiana. Ed al di là del fatto di costituire il referente privilegiato delle mafie italiane, la sua funzione propriamente politica era proprio quella d’intrattenitore.

Ora, per una sorta di nemesi della storia, da soggetto dell’intrattenimento è diventato invece oggetto dell’intrattenimento: si è trasformato nell’intrattenimento. È lui, e non più i suoi programmi, ad intrattenere le masse. Queste, interessandosi ai suoi problemi, dimenticano i loro, mentre nel contempo, i Politici, per continuare a sguazzare nel potere e nel benessere, sono obbligati dalle banche e dagli istituti finanziari italiani e stranieri, dal Vaticano, dalla lobby delle armi, e dai vari gruppi di potere, a non fare niente: perché proprio di questo si tratta, non fare niente, afinché nulla cambi.

Infatti, niente è cambiato: le masse perdono costantemente potere d’acquisto e diritti, perdono dignità e giustizia, libertà e democrazia, mentre aumenta la loro soglia di tolleranza ai soprusi ed alle umiliazioni, e dove l’indignazione, palesata ed ostentata in infinite situazioni come un abitudine, non riesce invece ad uscire da Facebook, per essere canalizzata in un cambio.

domingo, 11 de agosto de 2013

SIAMO COLPEVOLI TUTTI

La morte del quattordicenne romano, l’ennesima morte dell’omofobia, sorprende solo chi vuole farsi sorprendere, perché di sorprendente c’è solo il fatto che siano così pochi a siucidarsi, visto come noi tutti gli rendiamo la vita difficile. 

Della morte di quel ragazzo siamo colpevoli tutti: ogni volta che facciamo uno scherzo a sfondo (omo)sessuale, ogni volta che prendiamo in giro gli omosessuali, ogni volta che diciamo di un uomo debole che “è un frocio”, ogni volta che sentiamo qualcuno dire che l’omosessualità è una malattia, che si cura con gli ormoni, ogni volta che un padre o una madre dice (o pensa) che “è meglio avere un figlio ladro che frocio”, ogni volta che un padre o una madre di un gay si domanda “dove ho sbagliato”, o pensa “che cosa penseranno gli altri”, ogni volta che allo stadio si grida “ricchione” a qualcuno, ogni volta che si fa il gesto dell’orecchio per offendere qualcuno, che ci si da di gomito, che si sorride di scherno quando si vede un gay, ogni volta che ci si riferisce con disprezzo ai gay, ogni volta che ci vergogniamo di uscire con un amico gay perché sennò pensano che siamo froci o ricchioni o piglianculo (a seconda della latitudine), ogni volta che ci offendiamo se ci chiamano “ricchione” o ci sospettano di esserlo, ogni volta che pensiamo che essere chiamati gay è un insulto, ogni volta che pensiamo che “gay va bene, ma a casa loro, non certo per la strada”, ogni volta che pensiamo che “a me non danno fastidio, ma non mi piacciono le checche”, ogni volta che compatiamo i genitori di un gay, perché “deve essere proprio difficile”, ogni volta che pensiamo “è gay, ma è simpatico” o “è gay, ma io no eh?”. 

Siamo colpevoli tutti, perché ogni volta che sentiamo qualcuno dire qualcosa contro i gay e non facciamo niente, siamo complici. Siamo colpevoli perché quando vediamo in TV o al cinema scherzi o dichiarazioni omofobe (dai politici ai comici di paccottiglia) e non c’indigniamo, siamo complici. Perché ogni volta che il Vaticano o i suoi numerosi portavoce dicono qualcosa contro i gay e non c’indigniamo, siamo tutti colpevoli. Quando neghiamo i diritti (matrimonio, adozione, etc.), ed arrampicandoci sugli specchi cerchiamo delle giustificazioni biologiche, storiche, morali, religiose, politiche, alla nostra ottusità, siamo colpevoli tutti. E se non facciamo niente nel nostro piccolo, per cambiare mentalità e farla cambiare a chi ci circonda, siamo tutti complici. Anche della morte di un quattordicenne incompreso che s’è lanciato dal terrazzo condominiale.

jueves, 27 de septiembre de 2012

SALLUSTI IN GALERA. LA LIBERTÀ NON C'ENTRA


C’è qualcosa d’imbarazzante nella vicenda di Alessandro Sallusti, il direttore de Il Giornale, proprietà di Silvio Berlusconi, ma in mano a suo fratello Paolo Berlusconi che gli fa da prestanome. La cosa imbarazzante non è che Sallusti rischi la galera, ma tutta la storia, che potrebbe sembrare solo uno strano paradosso italiano, uno dei tanti, ma è molto di più, e lo vedremo. Ma andiamo con i fatti.

Sallusti è stato condannato con sentenza definitiva della Cassazione, quindi dopo tre gradi di giudizio, per aver permesso sul giornale che dirigeva all’epoca dei fatti, cioè Libero (altro giornale della famiglia Berlusconi, piegato allegramente ai voleri di Re Silvio), la diffamazione del magistrato Cocilovo. Il magistrato aveva preso la decisione di far abortire una ragazza minorenne con problemi psichici, su richiesta della di lei madre adottiva. La soluzione finale ad una situazione tragica di per sé, è in realtà prevista dalla legge: in caso di contenzioso tra il titolare della potestà ed il figlio minorenne, e considerate tutte le condizioni, decide la giustizia, in un verso o in un altro. Fortunatamente casi come questo sono rari. Il comportamento del magistrato, però, piaccia o no, è conforme alla legge italiana.

Ora, Sallusti ha pubblicato nel febbraio del 2007 su Libero un articolo di un certo Dreyfus (glisso sulla citazione colta del caso che vide protagonista Émile Zola, giacché con quella situazione non ha nessuna analogia, eccetto il nome). In quell’articolo, l’autore diffamava il magistrato Cocilovo, chiedendone la pena di morte.

Il magistrato ha sporto querela, e, dopo tre gradi di giudizio, è arrivata la condanna. Sallusti, tra l’altro, è uno abituato a comportamenti non corretti e persino la Federazione Nazionale della Stampa Italiana (il sindacato dei giornalisti italiani) lo aveva già punito, perché aveva fatto lavorare a Il Giornale un certo Renato Farina, che era stato radiato dall’ordine dei giornalisti. Questi i fatti.

Ora, dopo la condanna, ineccepibile, tutti a stracciarsi le vesti. Tutti a difendere la libertà di espressione contro la magistratura, rea soltanto di aver applicato le leggi. Ma in Italia, si sa, l’applicazione delle leggi non piace e dopo il Craxismo ed il Berlusconismo, come se non fossero bastati 40 anni di DC, gli italiani, la maggior parte (ma non tutti), sembrano diventati proprio allergici all’aplicazione delle leggi, almeno di certe leggi. Infatti infrangono allegramente tutte quelle che gli fa comodo infrangere (per il tornaconto personale) ed invocano il rispetto di tutte quelle che fa comodo che gli altri rispettino (irrilevanti o contrarie agli interessi personali). Sotto quest’aspetto, le classi dirigenti (politici, giornalisti, imprenditori, professori) sono sempre la più grande espressione dei vizi nazionali ed allo stesso tempo il peggior esempio per la nazione.

Tutta la faccenda di Sallusti è gravissima. Una persona come Sallusti, abituato alla menzogna, alla deformazione della realtà, alla disinformazione dovrebbe andare in carcere già solo per quel che scrive. Ed ora pare proprio che ci debba andare. Sallusti è il direttore di un foglietto, organo di espressione della famiglia Berlusconi, schierato da anni in difesa di un personaggio indifendibile, è un giornale xenofobo e fascista, che fa da megafono ai piagnistei ed agli attacchi di Berlusconi e dei berluscones. In parole povere un giornale che con i suoi consueti attacchi alla magistratura ed all’opposizione ha constribuito ad invelenire il clima politico italiano e a sabotare la nascita della II Repubblica.

Il paradosso è che i giornalisti, sempre più schiavi del potere politico, si sono fatti eco del caso invocando la libertà di espressione. Ma chi ha buona memoria si ricorderà che proprio Berlusconi, i suoi accoliti ed i suoi servi sciocchi sono i meno credibili per parlare di libertà di esressione. I vari editti di Berlusconi contro giornalisti e comici italiani, il controllo ferreo sui giornalisti italiani (di Mediaset, della Rai o degli altri mezzi di comunicazione), i tentativi liberticidi preventivi contro Internet, etc. sono lì a dimostrarlo. L’ingerenza di Berlusconi sulla stampa fu proprio il motivo per cui Indro Montanelli (non certo un comunista, ma un membro del GUF, Gruppo Universitario Fascista) lasciò la direzione del Giornale nel 1994, cioè quando Berlusconi, già padrone della testata, decise di “scendere in campo”. Quando si dice un giornalista.

Quindi ecco il paradosso: i pennivendoli al servizio di Berlusconi, il più grande nemico della libertà di espressione, ora sono tutti schierati in difesa della libertà di espressione. Ma solo di quella di uno dei loro beninteso!

Tuttavia la faccenda mi pare molto più profonda ed ingegnosa, perché permette ancora una volta ai servi di Berlusconi di fare gli interessi del padrone a 360 gradi, e cioè godendo anche dell’appoggio dei suoi (presunti) nemici o avversari. Che è poi quello che Berlusconi ed i berluscones riescono a fare da almeno 20 anni: cioè farsi aiutare da tutti nel raggiungimento e nella protezione dei propri interessi particolari e soprattutto nella protezione degli interessi di Berlusconi.

Pare che l’autore dell’articolo non fosse Sallusti, ma il Renato Farina citato sopra. Chi è questo Farina? Un deputato del Popolo della Libertà (guarda caso il partito di Berlusconi!) ed ex giornalista radiato dall’Ordine per aver ammesso di aver collaborato con i Servizi Segreti italiani quando era vicedirettore di Libero. Ricordiamo che all’epoca Sallusti ne era il direttore. Guarda tu che persone si candidano nel PdL e guarda tu che persone Sallusti invita a scrivere su Libero e su Il Giornale. Le cose quindi si complicano, ma è tutto sempre più chiaro.

Sallusti è imputato per quella sua abitudine di attaccare i giudici. Viene condannato in via definitiva dopo tre gradi di giudizio. Sallusti, che potrebbe tramutare la pena in servizi sociali, non accetta: vuole proprio andare in galera, in quelle galere così orrende che persino Napolitano ha detto che, invece di migliorarle (e migliorare le condizioni di chi sta fuori, così forse la gente delinque di meno) bisogna far uscire i carcerati, come se non ci fossero già tanti impuniti in giro...soprattutto nel parlamento! Sallusti, nipote di un repubblichino fascista, uomo cattolico e leghista, vuole proprio andare in mezzo a quei delinquenti a quei drogati ed a quegli immigrati che il giustizialismo leghista (che vale solo per i ladri poveri, non per i ladri di milioni come Craxi o Berlusconi o Bossi e Fini) vorrebbe tutti dentro a pane e acqua.

Sallusti vuole proprio andare in prigione. Ma il colpevole, cioè l’autore dell’articolo diffamatorio è un altro, che oggi, guarda caso solo dopo la condanna definitiva, a reti unificate ha confessato. Allora i più grandi pennivendoli a servizio di Berlusconi lo insultano, per dare verosimiglianza alla faccenda ed una parvenza di offesa e di libertà: Mentana (“infame”), Feltri (“vigliacco”), etc. Ma badate bene: che cosa capita adesso?

1) Si è fatta una pubblicità mostruosa al caso, ripetendo per anni la questione dell’aborto, senza entrare nel merito, ma semplificandola al minimo “un magistrato ha costretto ad abortire una minorenne”, che detto così pare un’ovvia atrocità. Va da sé che il servizio reso ad un’opinione pubblica cattolica allontanatasi sempre più da Berlusconi è notevole. Soprattutto nel contesto delle sempre più calde effusioni antiabortiste di Giuliano Ferrara, altro pennivendolo al servizio di Re Silvio.

2) E qui entriamo nel vivo della questione: si è rafforzato il discorso dei berluscones contro la magistratura che: a) obbliga una minorenne ad abortire; b) riduce la libertà d’espressione, condannando un giornalista, come se i giornalisti fossero al di sopra della legge; c) incolpa un innocente, in quanto la confessione di Farina scagiona Sallusti (in realtà il direttore responsabile è, come dice la parola stessa, responsabile degli atti della sua redazione).

Ecco quindi il grande servizio che tutta la faccenda ha reso alla causa berlusconiana, con l’aiuto di tutti quelli (compreso l’Unità, giornale fondato da Antonio Gramsci, che si rivolta nelal tomba da decenni) che ora pregano per la libertà di Sallusti: screditare i magistrati per far passare la tesi della giustizia ingiusta e così permettere al pluriinquisito Silvio di sfuggire alle condanne che pesano sulla sua testa; come se non bastassero le leggi e leggine ad personam, il Lodo Alfano, le depenalizzazioni, i legittimi impedimenti, le scuse con le quali ha ottenuto dilazioni preziose per le prescrizioni, con la connivenza di procure compiacenti o corrotte e con la complicità di pennivendoli pubblici e privati (e non giornalisti), censurati o autocensurati, comprati e venduti, ed il favoreggiamento di un’opposizione impotente o succube.

Ecco il vero succo della storia: un nuovo capitolo nella lotta alla magistratura, una pantomima orchestrata ad arte, per il solo beneficio del padrone di tutto.

Che marcisca in galera Sallusti! Con la speranza che dopo di lui ci vada anche il suo padrone e tutti gli altri come lui. Ma state pur certi che in galera non ci andrà, perché, come sempre, in galera ci vanno solo i poveri.